POLÍTICA, EDUCACIÓN E INNOVACIÓN



Por Josué Mauro Marocho Orué 📚

POLÍTICA, EDUCACIÓN E INNOVACIÓN

        Durante muchos años, América Latina atravesó por serios conflictos sociales, políticos y económicos; los mismos que tuvieron como causa inmediata el modelo educativo heredado.  Es así, que nuestras culturas pre-colombinas fueron marginadas, colonizadas y exterminadas por los que posteriormente se harían llamar "los conquistadores".

            Fue así que, bajo la bandera de la religión y la cultura, fueron conquistando a nuestros antepasados que lamentablemente tuvieron una deficiente preparación técnica-armamentística (los incas y aztecas). De igual manera, se suscitaron situaciones similares ocurridas en el periodo republicano, donde el clientelismo político y grupos de poder económico, gobernaron una sociedad sumida en la pobreza intelectual y que se liberaba de las garras de la corona española; por otro lado, también surgía el “criollismo”, el mismo que echaba raíces en palacio de Gobierno.

            Ahora en pleno siglo XXI, muchos de países desarrollados vienen exportando educación y  priorizando la innovación tecnológico-pedagógica a través de programas de intercambio estudiantil y un sinnúmero de becas que el mismo gobierno otorga  a los alumnos destacados; sin embargo,  ocurre algo muy distinto en América Latina, y para ser más precisos, en nuestro país, ya que a pesar de ser uno de los países miembros del programa Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) u otras alianzas estratégicas; el gobierno no brinda las condiciones necesarias a los estudiantes para poder  aplicar a estas becas,  esto debido a la excesiva burocracia en los trámites administrativos y  las reducidas plazas brindadas por el Gobierno, a comparación del quantum que brinda Chile, México u otro país miembro de estos bloques regionales.

 No obstante,  también surge el “termómetro de desarrollo social", medido en base a las bonanzas económicas y crecimiento constante de nuestras utilidades con la exportación de recursos naturales como el guano, salitre, petróleo, gas y minerales como el oro, la plata, plomo, cobre, entre otros; sin embargo, estas variables de crecimiento no se reflejan en la realidad. 

El gobierno de turno pecando de triunfalista por la “estabilidad económica”, no prioriza la industria interna ni mucho menos expresa su deseo de dar valor agregado a los productos que exportamos, más aún si el grado de preparación técnica, educativa y el desarrollo industrial están desfasados y relegados a segundo plano. Además, el sector educativo en nuestro país, es el que menos presupuesto maneja a comparación de los demás Ministerios, caso contrario ocurre en los países industrializados como Japón, China, Singapur, Corea del Sur, Finlandia e Irlanda, donde sus gobiernos asignan un porcentaje considerable de su PIB anual. En ese orden de ideas, podemos apreciar que los países que no tienen recursos naturales, son los países que paradójicamente  invierten más en educación. Por lo que en el Perú, la docencia en sus distintos niveles, es el sector menos remunerado dentro de la administración pública a comparación de otras carreras profesionales como ingenierías, Ciencias de la Salud o Humanidades.

Por consiguiente, como resultado del descuido educativo en los países en vías de desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo ( BID), dicta las “recetas económicas y las reglas de manejo del sector educativo” para países en vías de desarrollo, las mismas que deben ser ejecutadas al pie de la letra a cambio de créditos o liquidez financiera. Por lo que, debido a la insolvencia económica y dependencia de estos deudores (gobiernos), los “recursos naturales agotables" de su administración, se hayan condicionados a los intereses de los acreedores de la banca internacional. De ahí que, el sector educativo en nuestro continente se encuentra desplazado y es objeto de muchas críticas por la inversión que se realiza, tal es el caso de Perú, país que solo invierte el 3.85% del PBI a comparación de otras economías emergentes como Cuba con el 12,9 %, Venezuela con 6.9 %, Bolivia con 6.9 %y Chile con 4.5% de su PIB.

En definitiva, cabe cuestionarnos la manera de cómo lograremos independizarnos del colonialismo internacional, si no priorizamos la educación de nuestros pueblos; más aún si cada día  la economía de libre mercado nos viene devorando como planeta. Por consiguiente, hoy en día, la DIGNIDAD humana se haya condicionada a la capacidad de compra y satisfacción de necesidades terciarias, opacando las hambrunas, sequías y muerte que existe en el continente africano.

Es así que, el atraso en el desarrollo social y económico de un país como el nuestro, es fruto de malas practicas gubernamentales, dirigenciales o por la deficiente labor del Congreso de la República; entes que asimilan la educación como “una propuesta”, más no como el motor de desarrollo. Por lo que, los políticos prefieren construir carreteras, monumentos, puentes, etc., pretendiendo figuretear o salir en portadas o noticieros donde inauguran obras. De ahí que, la educación no es considerada primordial por ser imperceptible a los ojos de los ciudadanos.  

Otro tema importante surge con “la fuga de cerebros”, donde estudiantes que alcanzan un alto grado de desarrollo intelectual inmigran al exterior en busca de condiciones óptimas para lograr su formación profesional, porque en países como el nuestro, la educación se haya en segundo plano. En ese sentido, ante el el descuido del gobierno en la educación, los países desarrollados como Estados Unidos o Alemania, brindan facilidades económicas (que vienen desde subsidios hasta becas integrales), con el propósito de importar estas “mentes brillantes”, las mismas que aporten a la ciencia y tecnología. Sumado a lo antes expuesto, la producción de patentes e innovación tecnológica como las impresoras 3D (CREAR O MORIR, 2015, Pág.20), no solo les brinda una “retribución económica”, sino también, se les otorga calidad de vida y éstas mentes brillantes no tienen la necesidad de volver a sus países de origen.

Con relación a la importancia que se le brinda al sector educativo en otros países, cabe citar que el gobierno brasileño y a las empresas privadas contribuyen de manera integral a la formación académica en Brasil y, tienen como retribución la obtención de mano de obra calificada. Por lo que, el Estado brasileño y el sector privado crearon un fondo común para solventar becas al extranjero; así mismo, implementaron las famosas campañas “Una causa de todos” (BASTA DE HISTORIAS, 2010, Pág.155). Apreciando notablemente que, no solo el Estado debe velar por educación; sino también las empresa privadas que quieren optimizar su producción y utilidades.

De este modo, se puede concluir que, mejorando la calidad educativa a través de una remuneración justa para los educadores, se tendría la mejora en el rendimiento académico y la actualización pedagógica constante de los maestros, la misma que contribuiría satisfactoriamente al éxito y desarrollo en la inclusión social de los peruanos. En resumidas cuentas, si se quiere INNOVAR al mundo con tecnología, bienestar social y formando una sociedad más justa, se debe priorizar la calidad educativa como un arma muy poderosa para frenar el intervencionismo transnacional y fortalecer la capacidad productiva de nuestra industria interna. Por consiguiente, podemos sostener que la verdadera revolución social no radica en las armas; sino que la verdadera revolución está en la EDUCACIÓN.


BIBLIOGRAFÍA


CAMACHO BLAS, IVÁN (2014). La educación en una sociedad desestructurada (4º edición) Perú: Juan Gutenberg Editores  

        GALEANO, EDUARDO (2007). Patas Arriba (1ª edición) Argentina:  Siglo Veintiuno Editores

         OPPENHEIMER, ANDRÉS (2015). Crear o morir (1º edición) MEXICO: Ediciones DEBATE.

       OPPENHEIMER, ANDRÉS (2010). Basta de historias (1º edición) México: Ediciones DEBATE.



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